martes, 5 de agosto de 2014

Llegaste a mi..





Gracias Padre por redargüirme cada mañana a permanecer en tu palabra, por ensenarme tu ley, por no dejarme desviar por el mal camino, En el nombre de tu hijo el Señor Jesucristo, gracias por darme el propósito del cual fui creada, por tu infinita bondad y benignidad para conmigo. Bendito seas por siempre. Amen..



 
 

Efesios 4:26 nos habla de la actitud que debiéramos tener hacia la amargura. Tenemos que recordar que el enojarse no siempre es pecado. Jesús es buen ejemplo de esto cuando volcó las mesas de los cambistas. Pero Jesús jamás se enojo por lo que le hicieron personalmente. “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”; esto quiere decir que usted no debe complacer el enojo. Que no vaya a la cama enojado y se despierta enojado. Tiene que recordar esto, cuando usted deja que la amargura eche raíces en su vida, usted le está dando lugar al diablo v. 27.  Después que Moisés echó el árbol sobre las aguas amargas, salieron y llegaron hasta un sitio llamado “Elim.”. Se dice que aquel era un lugar de abundantes aguas dulces, pero además rodeado de hermosas palmeras donde el pueblo reposó de su viaje (Ex. 15:27). El Señor te saca de Mara para que llegues a la tierra de Elim. Sana  las “aguas” de tu amargura. Recuerda que Jesucristo es el “agua viva”. ¡Mata la raíz de tu amargura! No dejes que ella siga creciendo. 

Salmo 119:44

Haz de este día un día de sabiduría. Nadie perdió jamás por oír los consejos divinos. Nunca alguna persona termino en caminos de muerte y de locura por andar en la senda mostrada por el Señor. Aunque te parezca ridículo, aunque tus amigos se rían de ti, aunque tus compañeros se burlen o digan que eres anticuado, sigue los principios eternos, y serás sabio y feliz.
No saigas a enfrentar los desafíos de hoy sin recordar la oración del salmista: “Dame entendimiento, guardare tu ley y la cumpliré de todo corazón”.